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PRIMER EQUIPO

C.D. Mirandés 4-0 C.A. Osasuna

Partido mayúsuculo de los rojillos que vuelven a dar una lección de fútbol

Partidazo. P-A-R-T-I-D-A-Z-O. Eso es lo que vieron los más de 4.000 espectadores que se dieron cita esta noche en el estadio de Anduva para vivir el cierre de la 23ª jornada de Liga Adelante. C.D. Mirandés y C.A. Osasuna los protagonistas. Los rojillos héroes, los pamplonicas hoy inevitablemente relegados a segundo plano. 4-0 contundente en un encuentro mayúsculo de los de Carlos Terrazas que dominaron de principio a fin.

La iniciativa era de los locales. Desde la salida de vestuarios. Verticalidad combinada con posesiones largas. Diagonales aéreas y a la par pases cortos. El renglón del partido tuvo un dominador claro desde el principio, que ponía notas a la partitura según y ritmo a su elección. Los córners, síntoma del arsenal ofensivo del equipo, no tardaban en llegar. Escasos tres minutos sobre el césped y Álex García aparecía por la esquina para colgar el primer balón cerradito para un dubitativo Nauzet que acertaba finalmente a atrapar. Más miedo pasó seguro el exguardameta rojilla en un nuevo córner botado desde la derecha al que Álex Ortiz, especialista por méritos propios en este tipo de jugadas, llegaba en el segundo palo, pero no acertaba a bajar la cabeza lo suficiente y su remate se perdía alto. Avisaba el C.D Mirandés, una y otra vez. Álex García, con una marcha más que sus rivales superaba a su par en cada lance particular para poner unos preciosos centros al área que, por muy poquito, Sangalli no acertaba a rematar hasta en dos ocasiones. El peligro merodeaba el área de un C.A. Osasuna que se limitaba a jugar a la contra y cruzar balones en diagonal intentando buscar las cosquillas a la defensa de tres de Terrazas. Ningún aviso real de gol. Entre tanto, Néstor tenía la mejor de los rojillos cumplido el ecuador de esta primera mitad, pero el disparo de interior se marchaba muy alto. La presión de medio campo era fundamental para que los visitantes no trenzasen jugada alguna, y así era difícil que sus ocasiones llegasen. Lo mejor, sin duda, que se fuesen sorprendentemente con las tablas al descanso.

El ritmo aumentó, más aún, con el pitido de reanudación del colegiado. No había tregua y los de Carlos Terrazas no se conformaban con otra recompensa que no supiese a victoria. Ponían el juego, las ocasiones, el fútbol y el peligro. Y quien juega tanto en campo contrario acaba encontrando lo que busca. El árbitro señalaba los 11 metros en una acción dentro del área sin discusión alguna. Mano de Unai García. Eguaras cogía la pelota, ¿nervioso? La puso en la misma escuadra. A partir de aquí los visitantes tiraron de casta para lanzarse al ataque en busca del empate. Fueron unos minutos dudosos, lógicos por otro lado con un rival enfrente necesitado de remontada. Pero poco duró la alegría en el banquillo de Enrique Martín. Los locales recuperaba el timón del barco y volvían a imponer un juego vistoso, de toque, de mucha calidad. Y en el minuto 62, Flaño tiraría por la borda –si es que alguna vez la hubo- oportunidad alguna para los suyos de retomar la contienda. Nuevo penalti por una entrada a la rodilla sobre Álex García y segunda amarilla para el zaguero pamplonica. Eguaras tiraba el segundo con la misma tranquilidad que el primero. Mismo destino: a la cesta. La superioridad sobre el terreno de juego favoreció aún más el juego combinativo de los de Carlos Terrazas, que movían la pelota a su gusto y también a gusto de un público que estaba presenciando uno de los mejores encuentros de la temporada. De menos a más. Porque hubo más. En el 81 Néstor ponía la guinda a una jugada de toque, tuya mía mía tuya, con Abdón que acababa con el toque exquisito del 23 para meter la pelota por debajo de las piernas de Nauzet a la portería. Y en el 85, Abdón continuaba la fiesta –de la grada y del césped- con el cuarto para los suyos en una jugada de lado a lado que volvía a demostrar el fútbol que los jugadores del Mirandés llevan en sus botas. Antes, digno sea también de mención, Raúl se encargaba de dejar su portería intacta con una estirada preciosa para blocar el remate de Merino desde el mismo área pequeña. El propio Merino sería expulsado instantes antes de acabar el encuentro por roja directa.