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PRIMER EQUIPO

C.D. Mirandés 1-2 C.D. Tenerife

EL asedio final de los rojillos a punto estuvo de significar el reparto de puntos

Aguardaba un Anduva ambicioso, los rojillos también lo estaban. La jornada daba una nueva oportunidad a los de Carlos Terrazas para seguir sumando: puntos y puestos. Un fin de semana plagado de emparejamientos directos en la parte alta de la tabla, idóneo para los intereses de los de Miranda de Ebro que debían hacer frente al C.D. Tenerife en Anduva.

Sin embargo, las cosas no podían empezar peor. Algunos aficionados aún no se había dado cita en su habitual localidad en la tribuna cuando Nano asestaba el primer golpe a los planes del conjunto rojillo. A la contra, pura velocidad y puntería. De una falta a favor para los locales, los de Pep Martí consiguían salir como un rayo en la transición defensa ataque con un pase directo para el delantero tinerfeño que, ante la tempranera salida de Raúl, disparaba desde casi 30 metros con el interior y apuntando a portería vacía. Blanco. 0-1.

Tocaba remar contracorriente desde el minuto 6. Los de Terrazas no se arrugaban. Estaban en su campo y querían imponer su juego, pero un C. D. Tenerife bien cerrado atrás tenía bien estudiado el papel que habían venido a interpretar a los dominios mirandeses. Líneas juntas y basculaciones ordenadas; robo y salida en velocidad a pillar a la defensa de tres. El plan les había salido bien en el inicio e incluso pudo llevarles a coger más ventaja en el electrónico.  Lozano y Suso encontraban sendos balones muy cerca del área pequeña que la muralla rojilla lograba taponar. Sin embargo, tampoco esa tela de araña tejida por Pep Martí iba a ser infranqueable. Eguaras lo intentaba con un disparo lejano que se marchaba por milímetros. Y Sangalli y Álex García se daban y devolvían el testigo por ambas bandas para percutir con velocidad y buscar un pase atrás que nunca encontró rematador. Los minutos pasaban sin ocasiones tras el primer cuatro de hora de máxima intensidad y las ocasiones no volvieron a llegar hasta la media hora de juego. Álex Ortiz encontraba un balón caído escorado hacia el lado izquierdo tras la salida de un córner, pero medio cayéndose disparaba a contrapié sin encontrar portería. El descanso no se hacía esperar más.

Carlos Terrazas movía el banquillo antes de que el silbato del colegiado sonase para dar comienzo el segundo asalto. Aridane y Alain daban refresco al once mirandés en detrimento de Abdón y Carnicer. El guipuzcoano no tardaba en ofrecerse para pedir el esférico y dotar de velocidad a la circulación rojilla. Sin embargo, el mismo guion de la primera mitad se repetía para el infortunio local que veía como Nano hacía el segundo tras un magistral pase de Suso que picaba para dejar a su compañero solo frente a Raúl. 0-2, minuto 53. La cosa podía parecer imposible; ni mucho menos para los jugadores del C.D. Mirandés que, otra vez sin dar sensación de rendirse, apretaban y apretaban hasta conseguir el dominio del esférico, ganando metros a su rival y metiendo a los tinerfeños en su área. Iban a tener que sufrir para llevarse los tres puntos de Anduva. Tomaba el mando el centro del campo con Rúper, Eguaras y el recién ingresado Kijera. El propio Eguaras iba a disparar ante el asombro rival que se esperaba un centro más que un remate en una falta bastante escorada y alejada. Por milímetros. Cantero volaba literalmente en el minuto 64 para cabecear un balón servido desde la esquina que no encontraba dirección. El asedio era real.

Aridane protagonizaba quizás la mejor de los locales solo cinco minutos después, pero el toquecito sutil de interior tampoco quiso entrar inexplicablemente. Alain disparaba con un efecto increíble que Dani Hernández acertaba a despejar a córner. Y puesto que ni en una ni en otra parecía querer entrar el balón, Eguaras lo intentaría sin oposición desde los once metros tras cometer la defensa visitante penalti sobre Cantero. Disparaba como nos tiene acostumbrados y a la red. Minuto 78, ¡había tiempo!

Fue sin duda la mejor versión del C.D. Mirandés. Un empuje constante. Un aluvión de ocasiones con el ruido incesante de la grada que cantaba el gol para los suyos. Alain y Eguaras inventaban una preciosa jugada que acababa con el disparo de este último fuera. Aridane remataba de cabeza alto en el 86 y un minuto después repetía protagonismo con un trallazo fortísimo que cruzaba demasiado y se marchaba a escasos milímetros del poste izquierdo. El árbitro añadía tres a la contienda pero no iba a haber tiempo para más.