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PRIMER EQUIPO

El C.D. Mirandés cae por la mínima en el imbatido Estadio de Lasesarre (1-0)

Los rojillos merecieron puntuar con un asedio final a la portería del Barakaldo C.F. que se quedó sin premio.

Difícil rival el que le tocaba hacer frente hoy al C.D. Mirandés y más difícil aún escenario: Lasesarre, un campo inexpugnable hasta la fecha en donde el Barakaldo no había conocido la derrota tras doce jornadas disputadas en su feudo. El encuentro prometía ser disputado y cerrado, más aún a tenor del estado del césped, especialmente blando y que dificultaba las combinaciones en corto. Efectivamente, el juego combinativo prácticamente no existió y la contienda se resolvió en una segunda jugada tras un balón parado, en la que Galder acertó a volear a la red. El asedio final de los rojillos, con hasta dos ocasiones clarísimas para empatar, se quedó sin premio.


Iba a ser un partido diferente a lo que nos tiene acostumbrados el C.D. Mirandés. Y es que no tardaron mucho ni uno ni otro equipo en darse cuenta que combinar y rasear hoy el balón sobre el césped de Lasesarre iba a ser imposible, o al menos muy arriesgado. Así que la primera mitad se limitó a balones en largo en busca de las espaldas de la defensa. El C.D. Mirandés, con más creación y propuesta, lo intentó por bandas, algo más aptas para conducir el balón. Y efectivamete, las mejores ocasiones de unos y otro llegaron tras centros colgados desde los laterales. En el cuadro gualdinegro, Ander Vitoria fue su referencia siempre en el punto de penalti, con dos remates de cabeza que se marcharon cerca del palo de la portería defendida por Limones. En el bando de los de Alfaro, la mejor ocasión corrió a cargo de Antonio Romero, en un libre directo marca de la casa que obligó a la estirada de Txusta para mandar el zapatazo a córner. Al descanso se llegó sin goles.

Tocaba arriesgar, al menos si uno de los dos equipos quería llevarse los tres puntos y no conformarse con el empate. Lo hicieron los dos. Bastaron cinco minutos de reanudación para vivir otro partido en Lasesarre. En el 47, Pito Camacho y Rúper pudieron inaugurar el marcador, con una cabalgada del delantero a la que llegó por milésimas de segundo antes el portero Tuxta; y después, con el cañonazo del mediocentro navarro a la caída del córner que se estrelló con la muralla defensiva gualdinegra. Mayor fortuna tuvieron los locales que, solo tres minutos después y en una acción similar a la de Rúper, la volea de Galder iba a sortear a la defensa rojilla hasta acabar en el fondo de la red. Quedaba mucho todavía y no había nada perdido en Lasesarre.

El C.D. Mirandés necesitó cinco o diez minutos para centrarse tras el mazazo del gol, pero durante ese tiempo, tampoco el Barakaldo dio la impresión de ir a sentenciar a su rival. Entró Cervero al campo y con dos puntas en la lanza de ataque los visitantes mejoraron. Empujaban con fuerza a su rival y le hacía retroceder muchos metros. Del minuto 70 y hasta el final se jugaba en campo del Barakaldo, prácticamente con los diez efectivos mirandeses. El Mirandés tuvo ocasiones y, de hecho, mereció materializar alguna. El Barakaldo se encomendaba simplemente a la contra, sin demasiado acierto más allá de la que tuvo Ander Vitoria con Limones ya en el suelo, pero hábil para sacar su pierna derecha y rebañar como si de un defensa se tratase. La más clara para los de Alfaro llevó la firma de Pito Camacho, a 8 de cumplirse el reglamentario. Jugada personal dentro del área con ruleta, amago de tacón y disparo al palo largo de Txusta que siguió con la mirada una pelota que sabía imposible y que solo la madera salvó. Pero además, Cervero pudo igualar antes el choque de haber llegado un pase de la muerte perfecto de Pito Camacho para su homólogo arriba. Fueron sin duda las dos más claras en un auténtico asedio final que mereció su justo premio.