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PRIMER EQUIPO

Un punto de orgullo que sirve para seguir vivos (2-2)

Los rojillos jugaron una hora en inferioridad numérica y aún así remontaron un 0-2 en contra para lograr el empate final.

Cierto es que solo valía ganar, pero a la postre, visto lo visto sobre el césped, el C.D. Mirandés logró oro tras verse con un jugador menos a la media hora de juego y con 0-2 en el electrónico de Anduva. El equipo volvió a tirar de garra y orgullo para remontar y lograr la igualada final en el minuto 95. Un punto que sirve para seguir vivos a tres jornadas para la conclusión del campeonato.

El partido arrancó como suele en estas últimas semanas cuando los de Pablo Alfaro actúan de local. Un inicio dominador de los locales que, aunque sin ocasiones claras de gol, controlaba el juego y el ritmo del partido. Y sin embargo, lo de siempre. Minuto 14, primera jugada trenzada con criterio del Real Valladolid y balón para Jose Arnáiz dentro del área que fusilaba a la escuadra. 0-1. No desistían los rojillos, conscientes de que eran mejor que su rival: lo habían sido antes del gol y seguían siéndolo tras el jarro de agua fría. Pero aún se iban a poner peor las cosas para sus intereses. Minutos después de haber tenido el empate, principalmente en la ocasión de Eguaras que de primeras y de volea recogía un balón suelto dentro del área para obligar a Becerra a una estirada salvadora, el partido se escapaba, o al menos se ponía muy cuesta arriba. Penalti sobre De Tomás cometido por Roberto que recibía una tarjeta amarilla por la acción e inmediatamente después la segunda. Expulsado. El C.D. Mirandés con uno menos y el propio De Tomás transformaba el penalti. 0-2 y jugadores a vestuarios.

Difícil papeleta. Más aún que la que, una semana atrás, tenía lugar en Elche con 0-0 en el marcador, 50 minutos con uno menos y los de Pablo Alfaro que acababan llevándose los tres puntos en el descuento. Tocaba volver a soñar con la épica. Y de creer en ella se encargaban los jugadores. Entregados un partido más, no estaban dispuestos a dar por perdido un encuentro que, durante toda la semana, se había tildado de final. Lo era y ahí estaban ellos para luchar por ella.

Aún con uno menos, seguían siendo mejores los rojillos. Y en el minuto 57 llegó su premio. Penalti sobre el más listo de la clase, Guarrotxena, que rebañaba el cuero al central pucelano y provocaba la pena máxima del propio defensor. Eguaras no falla. 1-2. Quedaba tiempo para creer. A partir de aquí el miedo se instaló en el cuadro vallisoletano que no quería dejar para el final un partido que, a priori, tenían ganado desde hace ya muchos minutos. Sin embargo, por claras que fueron las ocasiones, ni Juan Villar ni Álex López acertaron, sobre todo en la del primero que, después de haber regateado a Sergio Pérez, echaba el balón al lateral de la red.

La oportunidad no la iban a desaprovechar unos rojillos que, con casta y orgullo dejándose todo sobre el campo, aún tenían las suyas. Primero Maikel Mesa, en el 88, con un disparo de zurda desde la frontal que se marchó por poco; y después Guarrotxena, en misma posición y de volea. Tampoco. La épica llegó en el minuto 95, con un centro colgado desde la izquierda que, si bien parecía perderse y con él la esperanza rojilla, Becerra no acertó a atrapar en su salida en falso y el balón le golpeó en la cabeza a Balbi colándose en la portería y dejando así el empate final.