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PRIMER EQUIPO

Victoria para creer más que nunca (2-0)

Los rojillos supieron sufrir en la primera mitad y marcaron la diferencia a base de efectividad en la segunda.

Marcado en rojo en el calendario en la previa y pintado de verde a la conclusión del mismo. Verde de victoria. Verde de tres puntos. Verde de esperanza. Porque sí, el C,D, Mirandés está vivo. Muy vivo.

El encuentro que abría la jornada 33 en LaLiga 1|2|3 en Anduva arrancó exactamente con el guion que los visitantes habían traído a casa de los rojillos. Un encuentro lento, con muchos parones en el juego, con faltas, sin fluidez ni rapidez. En definitiva, un partido sin ritmo. Los de Julio Velázquez querían un choque largo en Anduva y ese planteamiento complicó la tarea a unos locales que querían justamente lo contrario. Los de Pablo Alfaro han demostrado que se sienten cómodos con balón y eso es, precisamente, lo que los alfareros habían venido a evitar. Con éxito. Sobrepasada ña media hora de juego ni uno ni otro equipo había disparado a puerta. Una radiografía más que esclarecedora de lo que se estaba viendo sobre el campo. Un guion que le vino perfecto a la A.D. Alcorcón para desquiciar a su rival y encontrar en los balones parados el petróleo que no hallaba con el juego (inexistente). Así llegó la primera gran intervención de Roberto, que tiró de reflejos para sacar la manopla derecha evitando el tanto alfarero. Abierta la veda, los rojillos también encontraron puerta por medio de Usero que disparó blandito desde la frontal fácil para Dmitrovic en el minuto 39. Amtes del camino a vestuarios a Roberto le dio tiempo a lucirse de nuevo en una jugada parecida a la anterior en la que el guardameta acabó sacandode nuevo la mano derecha, esta vez a disparo raso de Óscar Plano.

Tenía que cambiar el guion y así lo hizo. Pablo Alfaro sabía que ese no era el camino para superar al Alcorcón y que los suyos tenían mucho fútbol, muchas ganas y mucha ilusión para mostrar aún sobre el césped. Y vaya si cambió. La entrada de Sangalli al terreno de juego supuso un plus de protagonismo en ataque. El juego empezaba a ser más fluido y los pases cortos, sin abusar de desplazamientos en largo. Álex García avisaba al rival tratando de meter un pase entrelíneas a la espalda de la defensa, sin precisión. Y Pablo Pérez, minutos después, se encargaba de dejar claro que los suyos tampoco estaban muertos con un cabezazo en el área pequeña que se marchaba. No muertos, pero tampoco acertados. Y ahí, los rojillos marcaron la diferencia. Aurtenetxe colgaba un saque de esquina perfecto –como todos los que sacó- en el minuto 63 al segundo palo para la cabeza, la fuerza, las ganas y el alma de Urko Vera. Porque el gol lo metió con todo eso. Estallaba la grada en la celebración con el punta bilbaíno.

El juego no daba tregua. Lejos de cerrarse atrás los rojillos seguían las instrucciones desde la banda de su técnico, que pedía más. Y habí amás. Un aluvión de remates de Urko Vera, especialmente enchufado tras el tanto, protagonizó los próximos minutos de auténtico monopolio atacante del C.D. Mirandés. A punto del segundo, pero el segundo no llegaba. Por poco tiempo. De nuevo desde la misma esquina, el centro colgado de Aurtenetxe no encontraba esta vez rematador limpio, pero sí dejaba un balón suelto en el área que Álex García cedía atrás a Eguaras, perfectamente colocado en el rechace para dar un pase preciso a la red. Al fondo de la red, ajustadito al poste izquierdo del meta. 2-0.

Aún pudo llegar el tercero en un mano a mano de Pedro Martín –solo ante Dmitrovic tras la galopada- en el minuto 84, pero la fortuna no estuvo con el malagueño de cara a puerta. Al final 2-0, victoria importantísima en casa ante un rival directo y tres puntos. A pensar en el Nástic.