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PRIMER EQUIPO

CRÓNICA | El único tanto pepinero del partido valió para el ascenso

Los rojillos pelearon por cosechar algún punto de principio a fin

Arrancaba un tarde noche prometedora de fútbol en Anduva. El estadio de las alegrías rojillas se cruzaba esta vez con los sentimientos encontrados de una afición pepinera desplazada en masa para ver a su equipo ascender a Primera División por primera vez en la historia. Siempre y cuando el C.D. Mirandés lo permitiese.

Ni mucho menos era la intención de los de Carlos Terrazas, que arrancaron con todas las ganas del mundo el encuentro buscando a su rival arriba. Los visitantes, más verticales aún si cabe, buscaban el gol con ahínco en los primeros compases, pero también demostraban calma para jugar la pelota y no obsesionarse con una ansiedad seguro poco buena compañera en esta clase de choques en los que tanto te juegas. Los de Garitano comenzaban a ver los espacios en la defensa rojilla con combinaciones de banda a banda que solían encontrar a un desacertado Szymanowski, que si bien acertaba en los uno contra uno con su par, no en la puntería entre los tres palos. Además, y para la amargura de los más de 1.500 aficionados blanquiazules desplazado a Miranda de Ebro, Raúl se ocuparía de malograr las que sí acertaba a disparar al marco el extremo argentino siempre expeditivo por su banda izquierda. Y meta firmó un paradón para enviar el balón a córner y una buena salida a tiempo para llegar abajo y atajar antes de que lo hiciese el 11 pepinero. Eso en la primera mitad. El recital continuaría en el segundo acto. En la parcela ofensiva de los de Carlos Terrazas, la ocasión de mayor peligro la tuvo el falso nueve –por segundo partido consecutivo- Néstor Salinas, que rozó un centro de Álex con la puntita de la bota derecha pero se marchó por milímetros por la cepa del palo derecho defendido por Serantes.

A cero en Anduva y a cero en el Nou Estadi al descanso, al C.D. Leganés le valía –por el momento- el empate sin goles. Sin embargo, la necesidad se notó desde el segundo uno de la salida del túnel de vestuarios. Y dos minutos duró la igualada en el electrónico. Lo justo antes de que Insúa decidiese poner el primero en la cuenta de los suyos a la salida de un córner al cabecear con violencia un balón a la red que antes de colarse rebotó incluso en un jugador rojillo que nada pudo hacer para desviar la trayectoria de un gol que valía –momentáneamente- el ascenso. El tanto espoleó a los locales que, ahora sí, se lanzaban definitivamente a por el partido. Y sus ocasiones llegaron, eso sí, a la par de las intervenciones de un Raúl gigante bajo palos. Atrapó sin especulaciones un libre directo peligroso que superó la barrera pero no al meta. Minutos después firmó una instantánea fabulosa con la estirada y parada a una mano de un trallazo que no pudo con el brazo firme del bilbaíno. Su homólogo en la portería contraria tampoco se quedaba atrás para evitar la igualada en el minuto 69 tras un disparo seco debajo de Sangalli.

El recital bajo palos no cesaría para impotencia, rabia e incredulidad de todo el banquillo pepinero, que se levantaba en masa una y otra vez para quedarse con la celebración en los labios y vuelta a sus respectivos asientos. El culpable era una y otra vez Raúl. Lo fue en el 76, tirando de reflejos para despejar un balón que se colaba; y voló literalmente en el 80 para sacar un balón de Timor con destino a la misma escuadra. Los tres minutos de añadido se le hicieron eternos al C.D. Leganés, que pese a no sufrir excesivo peligro en este tramo final, quería oír los tres pitidos del colegiado para dejar de soñar y convertir estos sueños en realidad. Así fue, el Club Deportivo Leganés subía a Primera División en Anduva.