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PRIMER EQUIPO

CRÓNICA | Esfuerzo inconmensurable de los rojillos que tuvieron el empate al final (1-0)

Los rojillos se vieron lastrados todo el partido por la expulsión de Raúl en el minuto 15

Arrancaba el partido en Santo Domingo con rigurosa puntualidad. Los dos conjuntos se plantaban cara a cara en un encuentro de iguales aspiraciones, como varios jugadores de uno y otro bando habían declarado en los días previos al choque. Pero la igualdad, en este caso numérica, iba a durar más bien poco. El tanteo en los primeros compases era más que evidente, con posesión alterna y acercamientos al área más bien tímidos, sin ocasiones reales de gol. Hasta que una jugada en el minuto 15 cambiaría el devenir de todo cuanto aconteciera después. Raúl veía la roja directa en una salida a por un balón al que llegó antes David Rodríguez, que evitó la salida del meta y disparo a portería vacía a gol. El colegiado, ante el asombro, primero del delantero y después de toda la expedición rojilla –banquillo incluido-, anulaba el gol, se sacaba la cartulina roja del bolsillo y mandaba a Raúl a la caseta. Pitaba falta al borde del área.

Salía al campo Sergio Pérez, debutante esta temporada –ya disputó cinco encuentros la pasada campaña- en la portería rojilla y se retiraba Ion Vélez, quitando mordiente al ataque de Carlos Terrazas que estaría, a partir de este instante, prácticamente desaparecido. Llegaban las aproximaciones de la A.D. Alcorcón, que en superioridad numérica movía a placer el cuero de un lado a otro buscando la profundidad por banda y las espaldas de la defensa. Collantes iba a estar especialmente expeditivo en estas acciones, superando una y otra vez a su par en velocidad y colgando centros, tanto rasos como por arriba, a los que no llegaba nadie. A los visitantes les costaría diez minutos concienciarse de la dinámica que había tomado el choque y a partir de ahí, también tendrían alguna aproximación. Alain, intentaría un poco a la desesperada un golpeo desde el pico del área que acabó marchándose muy alto. Los alfareros atacaban constantemente, pero bien el inmenso trabajo en defensa con basculaciones y ayudas constantes, o bien las intervenciones prodigiosas de Sergio Pérez, llevaron el 0-0 al descanso.

Estaba claro que no iba a ser fácil. Los rojillos seguían con uno menos y el desgaste iba a pasar más factura a un conjunto con diez futbolistas sobre el terreno de juego que a otro con once. Por eso Terrazas optaba por dar refresco desde muy pronto con la entrada de Álex García en sustitución de Aridane. El guion no cambiaba. Lógicamente, los visitantes se defendían como podían esperando enganchar un balón en velocidad a la contra que pudiese sorprender la superioridad numérica de su rival. Pero en lugar de esto, lo más normal acabó por llegar. El gol de los locales, obra de Natxo Insa, iba a llegar en una de esas rápidas circulaciones que acabaría con un centro al corazón del área, un despeje corto que cazaría a bocajarro el mediocentro amarillo y empalaría con violencia a la red.

Entonces, como es lógico, el guion volvió a tornar. Los rojillos adelantaban líneas y se preocupaban menos de esa defensa férrea de la que habían estado pendientes para aguantar cuanto más tiempo el 0-0 antes de lanzarse al ataque. Ya no había nada que perder y el empate estaba en la cabeza de todos los jugadores sobre el césped.  Una igualada que se pondría más de cara con la expulsión por segunda cartulina amarilla de Razvan. Volvía la igualdad numérica –tarde tras el sobreesfuerzo ya en el limbo de los mirandeses- en el minuto 72. Fueron los mejores compases de partido para los intereses rojillos. El asedio era constante y el miedo local era palpable en el runrún de las gradas de Santo Domingo. En el minuto 81 iba a convertir Álex García el 1-1, pero duraría décimas de segundo, puesto que el colegiado lo iba a anular por anterior falta de Carlos Moreno sobre el meta local, Dani Jiménez. No iban a rendirse. Lo iban a seguir intentado hasta el final.

El reloj corría ya muy en contra, pero primero Marco Sangalli y luego Álex García iban a meter el miedo en el cuerpo de su rival. El donostiarra disparaba franco en el área, pero el remate salía muy centrado y se perdía la ocasión. El extremo zurdo, dos minutos después –en el 87-, iba a tener la mejor para los suyos disparando al poste izquierdo un derechazo que podría haber valido un punto. No pudo ser.