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PRIMER EQUIPO

Un mal arranque condena al C.D. Mirandés (4-1)

Los rojillos se repusieron de los dos goles iniciales, pero cuando el empate parecía más cercano llegó la sentencia de Dani Gómez.

El peor arranque posible. Un inicio muy cuesta arriba en Tenerife. Y es que apenas sobrepasados los diez de partido en el Heliodoro Rodríguez López, los de Andoni Iraola ya iban dos abajo. El primero, obra de Aitor Sanz tras un disparo potente desde fuera del área que sorprendió a la muralla defensiva y al propio Limones. Después, en el 13, Luis Milla transformaba la pena máxima cometida -sin ninguna intención- por Joaquín. 2-0 y tocaba remar a domicilio.

El juego ofensivo del C.D. Tenerife cesó gracias, en parte, a las líneas adelantadas de los rojillos que, ahora sí, conseguían incomodar a su rival. Con balón, dos disparos lejanos de Malsa y alguna incurusión por la izquierda de Gorka Kijera, que percutía intentando encontrar aliados a sus centros en el área.

La pausa de hidratación le vino bien al Mirandés. Mucho más ordenado. Mucho más protagonista. Mucha más posesión de balón. Fueron los mejores minutos del primer acto de los rojillos y aquí llegaron los acercamientos más claros. Álvaro Peña probó disparo a puerta a la salida de un córner en una jugada ensayada en la que enganchó la pelota desde la media luna del área. ¡Arriba! Otra que se fue alta, la de Alexander González. Casi idéntica a la anterior, pero esta vez en una jugada trenzada. El Tenerife, de más a menos, no se acercó a las inmediaciones de Limones en los últimos 15 de juego de la primera mitad. La noticia agria, antes de encaminar la bocana de vestuarios, el cambio obligado de Odei -entró Álvaro Rey colocándose Malsa de central- por una lesión en su rodilla izquierda.

Segunda mitad y cambio de tornas. Un minuto le valió a Marcos André para confirmar las buenas sensaciones que había dejado su equipo. Testarazo inapelable en el segundo palo que hacía imposible el intento de Ortolá. Recortaban diferencias los visitantes. Y apretaban. Y mucho. Marcos André la mandó al palo de tijera en el 55 en un nuevo centro colgado al área por la derecha por Álvaro Rey. Un disparo al travesaño que lo pudo cambiar todo.

La réplica, un minuto  después por parte de Dani Gómez que empalaba sin oposición en el punto de penalti y la mandaba por encima del larguero. El partido estaba más para el empate que para el tercero del Tenerife, pero a la segunda que tuvo el delantero chicharrero, no perdonó. De cabeza a bocajarro en el 64, en una jugada al límite del fuera de juego que estuvo revisada largo tiempo por el VAR. Al final dio gol  y acabó con las aspiraciones rojillas.

Correcalles en los últimos minutos, con transiciones para ambos lados sin ninguna fructificación; hasta el descuento. Milla recogía el rechace de Limones al zapatazo de Mierez y convertía el cuarto, haciendo demasiada abultada la ventaja y prolongando la maldición de los rojillos en el Heliodoro Rodríguez López.