C.D. Tenerife 3-0 C.D. Mirandés
Derrota para los rojillos en las islas con un resultado abultado que bien podría haber cambiado si hubiesen logrado el empate en alguna de las que tuvieron.
C.D. Tenerife 3-0 C.D. Mirandés
Arrancaba el encuentro en el Heliodoro Rodríguez López con la maldición que persigue al C.D. Mirandés, que nunca ha superado a sus rivales en las Islas Canarias. Pero como bien habían declarado los jugadores y el propio técnico, Carlos Terrazas, a lo largo de la semana, iban con la idea de romper algo que solo suponen estadísticas.
Por este motivo o quizás otro, es cierto que a los rojillos les costó entrar en el encuentro y parecía incómodos sobre el césped del Heliodoro. Los locales, por su parte, tampoco demostraban demasiada precisión en su juego, con desplazamientos largos y aéreos y sin criterio en sus combinaciones, aunque controlaban la posesión del esférico. Cumplidos los quince minutos de juego, los presentes en el estadio tinerfeño apenas podían contabilizar ocasiones por parte de ninguno de los dos conjuntos; pocos minutos después fueron los blancos los primeros en obligar a entrar en faena al meta rojillo, Raúl Fernández-Cavada, en una estirada del portero abajo para sacar un disparo raso con su mano izquierda. La réplica llegaría solo dos minutos después, en un balón abierto al extremo derecho como le gustan a Lago Junior, que se revolvió bien ante su par para disparar fortísimo imposible para que llegara Abdón en el segundo palo pese a su estirada. Pasó merodeando el área pequeña, sin fortuna. Llegarían de nuevo minutos de tranquilidad en cuanto a ocasiones se refiere. En el C.D. Tenerife, Pedro y sobre todo Lozano eran los más peligrosos moviéndose entre líneas y haciendo daño con sus internadas a la zaga visitante. Néstor era el encargado de llevar la iniciativa de los suyos en línea de tres cuartos sin demasiada fortuna para conectar con los delanteros. Y tras un aviso de los tinerfeños en una contra perfectamente llevada de lado a lado que acertó a parar Raúl, no tendría el mismo final el pase atrás de Suso que conseguía centrar desde la derecha pese a la oposición de la defensa y su envío conectaba con Lozano solo en las inmediaciones del área pequeña para empujar a la red. 1-0 y los rojillos debían volver a remar contracorriente ya que ni siquiera Galán tenía suerte en un remate perfecto de cabeza que no daba crédito a que se lo hubiese rechazado el guardameta rival, Dani.
La segunda mitad arrancó muy parecida, con los tinerfeños mucho más cómodos en el arranque tratando mejor la pelota aunque sin peligro aparente. El C.D. Mirandés debía dar un paso al frente si quería empatar la contienda, para lo que el técnico Carlos Terrazas decidió dar ingreso a Eguaras e Ion Vélez. El juego rojillo mejoró mucho. Fueron los mejores minutos de los futbolistas burgaleses que poseían el control del esférico y conseguían llevarlo con peligro a las inmediaciones del área. El gol parecía insinuarse en la portería de un Dani prodigioso en la tarde de hoy que lograba, bien atajar bien despejar, todo lo que le llegaba. Así sacó el disparo de Néstor para enviar a córner. También tenía fortuna en un nuevo cabezazo a bocajarro de Galán que volvía a entrar desde atrás a la salida de un córner botado desde la izquierda. Y la más clara la sacaba hasta con los pies en un remate desde el área pequeña de Ion Vélez. A partir de ahí llegó un punto de inflexión en el encuentro y los locales, conscientes del peligro inminente que se les avecinaba, aprovecharon el vendaval de un C.D. Mirandés cada vez más volcado. Injusto fue, por tanto, el gol de Aitor Sanz que condenaba a los de Carlos Terrazas en el minuto 76. Pero los blancos hacían aún más sangre en el 79 con el segundo en la cuenta personal de Lozano y el tercero en el electrónico. Concluía así un encuentro que, un año más, vuelve a dársele mal al equipo burgalés en las islas.
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ENTRENADOR SUSTITUCIONES
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