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PRIMER EQUIPO

Con paso firme hacia el objetivo (2-0)

El C.D. Mirandés, con una primera mitad brillante, toma una importante ventaja en la ida de final antes del partido definitivo en Son Malferit.

Batalla ganada. Y ya solo queda la guerra. El todo o el nada. Se está más cerca del todo gracias a un C.D. Mirandés dominante hoy. Dos goles más cerca, de hecho. El de Matheus, en el 30 y el de Álvaro Rey, en el 41. Es la ventaja que llevarán los rojillos a la batalla definitiva en el Estadio del Atlético Baleares. La guerra. Son Malferit dictará sentencia, sí. Pero ayer, quien dio un primer paso hacia esa sentencia fue el C.D. Mirandés.

Primeros minutos de intenciones declaradas. Un equipo al timón, otro a remolque. Los locales con el balón, los visitantes cerraditos atrás. Y eso que en el minuto tres los de Manix Mandiola hicieron retumbar el larguero de la portería der Limones. Un espejismo en lo que a acercamientos se refiere. De hecho, apenas hubo más en una primera parte comandada por el C.D. Mirandés. Un equipo estirado a lo ancho del campo, con los laterales largos constantemente incorporándose al ataque. El día a día en la vida de Paris. También Kijera, aunque lo hizo con menor asiduidad. Ahí estaba el partido y por ahí llegó el gol. Carrerón de Paris por banda derecha, balón al espacio para él. Dos recortes. Amago. Me voy. La pongo atrás y Matheus para empujar. ¡GOL! Y el júbilo en Anduva. Más cerquita del objetivo.

Querían más. Y no cesaban. Minutos de agobio para el Atlético Baleares. Sufrían. Y recibieron el segundo. Esta vez en un detalle de calidad de Álvaro Rey. Y vaya calidad la del sevillano. Finta de izquierdas para salir por la derecha. Se acomoda para el disparo en el pico izquierdo del área. Conecta con la bola. Vuela Carl. Y el balón vuela más. Más. Más. Por encima. El segundo. ¡Golazo! Y descanso.

Más de la mitad del trabajo hecho. O quizás, todo hecho. Al menos en lo que al partido se refiere. ¿Quién no hubiese firmado ese 2-0? Estaba hecho en 45 minutos, pero restaban otros tantos. Y este C.D. Mirandés nunca se conforma. Cierto es que fue una segunda mitad con más especulaciones. Al menos por el bando local, que no era ahora quien tenía prisa. Sí los visitantes, que empujaban por un gol que lo cambiase todo en una eliminatoria a doble partido como la que les ocupaba. Pero, cuando no se encontraban con Odei, era Sergio. Si no Limones. El muro rojillo. Otra semana más. Otra jornada más. Otro partido más. Portería a cero.

Mientras tanto, Guridi quería el tercero. Lo tuvo, pero no llegó a picar el balón por encima de Carl. Lo estrelló contra él en un fallo en el despeje en área pequeña de la defensa baleárica. Paris también, de nuevo incorporándose y recortando ahora hacia fuera para engatillar con la izquierda. Pudo haber penalti. No se señaló nada. Carrusel de amonestaciones hasta llegar al 90. Cinco de añadido. Lo importante entonces, no perder el botín que se había ganado en los 90 reglamentarios. Pudo incluso ampliar Cerrajería en una salida en falso del guardameta visitante. Hubiese sido la sentencia. No hubo más. Gran resultado. Victoria en la batalla. Queda, ahora sí, solo la guerra.