Skip to main content
PRIMER EQUIPO

Dura derrota en Las Gaunas (3-0)

El C.D. Mirandés no se encontró cómodo en ataque ni en defensa y acusó demasiado dos errores en la segunda mitad.

No fue el mejor partido. Duro resultado. Abultado quizás, en gran parte a costa de los errores en la filosofía de este Mirandés. Una filosofía que hoy pudo salir mal, pero que ha traído a los rojillos hasta aquí. Que les ha hecho certificar el playoff a falta de 12 puntos. Que les hace ser segundos pese al resultado de hoy. Y que dará, seguro, muchas más alegrías que penas. Hoy tocó tristeza. Pronto traerá gloria.

No arrancaron cómodos. Tampoco ayudó la lesión tempranera de Guridi. Minuto 4, cambió obligado. Y por si fuera poco, la primera de la UD Logroñés fue para adentro. Minuto 13. Marcos André. La punta de lanza del equipo blanquirojo. Un problema constante para la zaga rojilla. En ataque, y también en la presión alta. Los 25 primeros minutos de partidos fueron locales. Espoleados por el tempranero gol de su delantero, jugaban a placer con el Mirandés aún intentando adaptarse al estadio foráneo. Poco antes de la media hora, ya con el control del esférico, sí fue un Mirandés más reconocible. Combinativo. Dominador. Valiente. Preciso. Y faltó el ser efectivo. Porque pudo materializar Paris dos subidas marca de la casa por banda derecha. La primera se marchó por milímetros. La segunda, en vaselina, al lateral de la red. Descanso.

Había esperanzas, porque había juego. El Mirandés había sido superior en los últimos minutos de la primera mitad e incluso había podido dirigirse a vestuarios con empate. Matheus pudo hacerlo tras la reanudación. Balón suelto en un error al blocar del guardameta Miguel que a punto estuvo de penalizar el delantero brasileño. Cambios. Entraban Claudio y Yanis con media hora de juego aún por delante. Más mordiente. Toda la carne en el asador en busca del empate. El equipo completamente volcado y solo podían ocurrir dos cosas: acertar, empatar y nuevo partido por delante; recibir otro tanto por arriesgar y que la pendiente fuese todavía mayor. En el minuto 70, ocurrió la segunda. Jugada en el balcón del área. Un amago de izquierdas. Otro de derechas. Zurdazo al rincón de Carles Salvador, recién ingresado al terreno de juego. Todo más difícil.

La U.D. Logroñés ya no tenía prisa. Tampoco la tuvo antes y, con balón, eran mejores. Precisamente lo que le faltaba al C.D. Mirandés, un equipo acostumbrado a jugar -y muy bien- a partir de la posesión. Del control. Del dominio. El mazazo definitivo no tardó en llegar. Solo seis minutos después del segundo, con la cabeza de los jugadores rojillos aún acusando el golpe. De nuevo Marcos André. Robo en el círculo central. Dos autopases y campo para correr. Mano a mano con Limones. Vaselina a la red.

El ímpetu rojillo no entiende de rendiciones y, aun con todo definido, siguieron intentándolo. Y tuvieron has tres ocasiones muy claras de hacer gol. Matheus cabeceó solo en área pequeña...demasiado alto. En las otras dos, apareció el guardameta Miguel. Primero a otro cabezazo a bocajarro de Yanis que sacó con un zarpazo firme con su manopla izquierda. A Claudio le adivinó el golpeo raso abajo para de nuevo sacar con el guante. Final.