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PRIMER EQUIPO

Empate y algo más ante el Málaga C.F. (1-1)

Los de Iraola volvieron a ir a remolque en el marcador y no solo empataron, sino que merecieron la victoria con constantes llegadas en los minutos finales de partido.

Empate ante un equipo aspirante a todo. Por historia, pero también por jugadores. Un Málaga plagado de futbolistas ex Primera División que salió de Anduva, a la postre, contento con el empate. Empate y gracias. Esa fue la sensación que les dejó un C.D. Mirandés de menos a más. A mucho más. A remolque tras el tanto inicial de los andaluces, consiguieron igualar a quince para la conclusión. Merquelanz. Después asedio constante. Sin premio, aunque lo merecieron. Vaya que sí lo merecieron.

Volvió a ser un inicio dubitativo el protagonizado por los locales. Quizás ya más por el tanteo inicial de ver cómo venía el rival -hoy el Málaga- que por propia consciencia. Sin embargo, pocos fueron los acercamientos visitantes pese al dominio. La posesión era blanquiazul, pero los disparos a puerta escaseaban. Sin peligro para Limones, el Mirandés se lo fue creyendo. Fue madurando y partido y autoconvenciéndose que podía jugar de tú a tú. Cumplidos los 20 de partido, Álvaro Rey avisó con un zurdazo tras varios caracoleos en el balcón del área. Balón repelido. Media hora de juego y las fuerzas ya se igualaban. Eso sí, sin goles. No llegaron en toda la primera mitad y eso que al filo del descanso se cantó hasta por dos veces el ‘UY’ entre la marea rojilla. Una jugada embarullada en el área de Munir tras un saque de esquina que, ni Guridi primero, ni ninguno de los jugadores en área pudieron culminar.

La segunda mitad arrancó como terminó la primera. Igualdad y con la balanza más hacia el lado rojillo que hacia el blanquiazul. Y sin embargo, gol en contra. De nuevo el mismo guion de siempre. A remolque. Una acción a balón parado en un córner que acabó por meter la testa Sadiku para empujar el cuero a la red. Pues bien, mono de trabajo y a levantar el partido. Por momentos lo hacían los de Iraola, principalmente cumplida la hora de juego cuando más se hacía notar el Mirandés en campo contrario. Acción a la contra conducida por Merquelanz... acababa en córner. Álvaro Rey de nuevo en el balcón... contra la defensa. Y Guridi. Guridi. Tuvo la mejor en el minuto 72 y también su disparo se encontró con la maraña de piernas malacitanas. 

Pero tanto aviso iba a tener recompensa. Merecida. Y en botas de uno que no dejó de intentarlo en todo el partido con constantes acercamientos: Merquelanz. Jugada en superioridad del Mirandés. Otra vez. Balón hasta el costado izquierdo para el de Irún. Se la acomoda a su pierna buena. Y de zurda...zapatazo a la red. Empataba el encuentro. A partir de entonces sólo existió un equipo: el Mirandés, al que, pese a los apenas quince minutos que le restaban para la heroica, le sobraron motivos para firmar la remontada. Doble ocasión en el 78 que de nuevo no acierta a disparar nadie. Álvaro Rey en el 81 la mandaba arriba. Y el Málaga ni acercarse. Al final, el pitido del árbitro supuso un alivio para los visitantes y supo a poco para los de Iraola que, de haber durado algo más, bien podrían haberse llevado, por merecimiento, los tres puntos