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PRIMER EQUIPO

Poco premio para lo visto en El Plantío (1-0)

El C.D. Mirandés cayó en un encuentro en el que tuvo innumerables ocasiones para, mínimo, empatar.

Duro revés en El Plantío. Por el rival. Por el escenario. Y por ese carácter de derbi que siempre conlleva un Burgos CF – CD Mirandés. Duele la derrota, 1-0 en una acción a balón parado. Pero duele porque el C.D. Mirandé fue mejor. Pudo remontar con un sinfín de ocasiones en la segunda mitad. Tuvo personalidad, carácter, garra y fútbol. Mucho fútbol. Pero esta vez no se dio. Eso sí, pocas derrotas más como esta llegarán.

Arrancó el encuentro igualado. El Plantío lleno prácticamente hasta la bandera celebrando la vuelta del fútbol al 100%. Los rojillos, en el Fondo Norte, también presentes. Unos 400. Pero cómo sonaban ante 10.000 gargantas rivales. ¡Se hacían notar!

Línea de cuatro segura atrás. Letic, por la izquierda, taponaba bien las acometidas rivales mientras que Carreira, en su diestra subía y bajaba la banda una y otra vez. Gran despliegue que daba aire a Hassan para meterse hacia adentro y buscar portería con su izquierda. Capellini y Arroyo, pareja de centrales, bailaban con Álex Alegría y Juanma. El primero en avisar fue el Burgos CF, pero Raúl Lizoain repelía a bocajarro y Arroyo después la sacaba en la línea. Los rojillos se reponían con la conexión Íñigo Vicente, Camello en área; sin la precisión para acabar en portería. Iban pasando los minutos con un encuentro controlado e igualado, pero cuando ya agonizaba el primer acto: el mazazo. Juagada a balón parado y Grego castigaba la red rojilla en el minuto 43. 1-0, así se llegaría al descanso.

Era momento de dar un paso adelante. Y vaya que si lo dieron los de Lolo Escobar. Con agresividad. Con velocidad. Con precisión. El balón corría más rápido que nunca y la posesión era monopolio rojillo. En apenas diez minutos consiguieron meter a los once futbolistas del Burgos CF en su campo. Once jugadores defendiendo en apenas dos líneas. Y, pese al cerrojo local, empezó el espectáculo de ocasiones.

Minuto 50, Camello con la izquierda en el balcón del área. Ajustadita fuera. Simón, hambriento de nuevo de gol tras entrar en el inicio de esta segunda mitad la tuvo clarísima de cabeza en el 60. Pero es que solo nueve minutos después, el propio Simón destrozaba el larguero con un fortísimo disparo desde la frontal que callaba de golpe a El Plantío. No entraba, pero no estaba en los planes jabatos dejar de insistir.

Empujaban los jugadores y empujaba la grada. 400 gargantas que no dejaron de alentar los 90 minutos. ¡Qué manera de animar ante un Estadio lleno! Riquelme -recién ingresado- disparaba alto con la izquierda haciéndose hueco desde la banda hacia adentro. Quince para el final. Y seguía el asedio.

Simón Moreno en la enésima. Minuto 81 y llegaba de primeras con el interior para dirigir el centro colgado de Carreira con tal mala fortuna de que ese balón que cogía portería se acababa estrellando con su propio compañero. Eran los instantes finales y poco más se pudo jugar. Solo tres de añadido, de los que tampoco se disputó mucho con el balón en juego. Demasiado castigo, sin duda.