
C.D. Mirandés 0-1 Nástic Tarragona
Cruel final para unos rojillos que fueron el único equipo que mostró ansia por llevarse el partido y acabo pagándolo a la contra.
C.D. Mirandés 0-1 Nástic Tarragona
Enfrentamiento directo en Anduva entre dos conjuntos el que aguardaba una fría tarde de diciembre en Miranda de Ebro. Nástic de Tarragona y Mirandés iban a ser los protagonistas de la 15ª jornada de Liga Adelante con solo un punto de diferencia entre ambos en la previa del choque.
El partido arrancó con ocasiones para los rojillos, que conforme iban pasando los minutos se adueñaban del esférico y, por consiguiente, también del partido. Se sentían cómodos en su estadio mientras que los visitantes no presentaban peligro alguno, jugando siempre muy lejos de la portería de Raúl y sin apenas hacer ademán de llegar con el balón controlado. De hecho el portero rojillo apenas tuvo que empeñarse en un par de salidas a centros colgados de los catalanes que parecían dejar agonizar el encuentro pensando quizás más en llegar con el empate al final para tener oportunidad de llevarse el gato al agua. Enfrente, un C.D. Mirandés con las alas de la punta de ataque bien abiertas percutía por izquierda y por derecha, con un Sangalli y Álex García especialmente expeditivos e inspirados en el cara a cara frente a sus respectivos pares. Eran constantes los acercamientos por banda de los de Carlos Terrazas que, encontraban en Néstor el mejor aliado para descargar balones a los extremos. Sin embargo, todos los centros acaban paseándose sin parecer querer encontrar destinatario alguno. Sí, una de esas tardes en las que por más fuerte que fuera la insistencia, la pelotita no quería entrar y hacer justicia. Así se marcharon los rojillos a vestuarios, sin premio.
Los segundos 45 minutos arrancaron con mayor ritmo, siempre propuesto por el bando local. Los de Vicente Moreno, por su parte, no cambiaban el planteamiento visto en la primera mitad a tenor del resultado obtenido: mantener su portería a cero. No obstante, si peligrosas fueron las acometidas mirandesas previas al descanso, más lo serían las que procedieron con el pitido del árbitro ordenando volver a jugar. Lago Junior era el primero en aparecer en escena en el minuto 53 y se quedaba a milímetros de celebrar el primero para los suyos, o quizás también en segundo. Dos centros idénticos a los que el delantero no acaba de llegar con la puntina de la bota para darles la dirección acertada. El técnico mirandés metía más madera al campo y daba entrada a Abdón en busca de ese ansiado gol que tanto perseguían los suyos. En el Nástic, las pérdidas de tiempo y el cansancio se empezaban a hacer habituales en la misma tónica que habían mostrado antes. Seguía el resultado gafas en el electrónico cuando Abdón probaba a Reina con un disparo esquinado. Manso a las manos del guardameta. Y así se llegaba a los últimos diez de encuentro, con un guion que ni pintado para los intereses visitantes, cuyas contras comenzaban a ser ahora sí muy peligrosas con unos rojillos volcados en la portería de su rival. Y efectivamente, el peor final tardó en llegar pero llegó. Más cruel si cabe, en el minuto 93. La contra acababa en las botas del ingresado Naranjo que batía por raso a Raúl para llevarse los tres puntos a Tarragona.