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PRIMER EQUIPO

C.D. Mirandés 2-3 F.C. Barcelona B

Partido de goles en Anduva que podía haber caído para cualquiera de los dos lados; se llevó los tres puntos el F.C. Barcelona B.

C.D. Mirandés 2-3 F.C. Barcelona B

Partido intenso el que aguardaba en Anduva, con una afición vibrante tras las dos últimas victorias en casa y que quería hacer olvidar los malos recuerdos de la semana pasada en Pamplona frente al C.A. Osasuna. Partido también de goles, o al menos eso es lo que se esperaba desde un principio, ante un F.C. Barcelona B con muchos problemas en defensa durante toda la temporada pero, por el contrario, con una gran capacidad de hacer goles en la otra portería. Se medía a un C.D. Mirandés muy sólido en casa que no podría aguantar en esta ocasión su portería a cero.

Arrancó el partido con un ritmo frenético, principalmente el que traían los de Barcelona, con un juego combinativo rapidísimo, con una gran facilidad para jugar en horizontal pero también para romper líneas por dentro, haciendo especial daño cuando el balón llegaba a los pies de su interior diestro, Adama Traoré. Así llegaron precisamente las primeras aproximaciones culés, con un Adama veloz ganando línea de fondo para poner balones en el corazón del área –bien altos o rasos- que no encontraban un rematador con acierto, para suerte de la parroquia rojilla. Sin embargo, y como se suele decir, tanto va el cántaro a la fuente que al final acabaron adelantándose los visitantes. La jugada fue idéntica a las anteriores, acabando la combinación en banda derecha desbordando y, esta vez sí, Adama encontró a bota de Juan Cámara que remató a placer. Corría apenas el minuto cinco de encuentro y como ocurriera en Pamplona, a los rojillos les tocaba remar contracorriente. Y cierto es que durante los siguientes diez minutos el mazazo pareciera haberles dejado muy tocados, pues las combinaciones largas del F.C. Barcelona B siempre acababan en zonas de peligro y con remates que bien se marchaban desviados por muy poquito u obligaban a alguna buena estirada del guardameta Razak. Pero a partir del minuto 15 los locales despertaron de verdad y le tomaron el pulso al encuentro. Fueron momentos de asedio rojillo, con remates desde la frontal, de cabeza, desde el corazón del área y de cualquier manera posible. Pero el balón no le entraba ni a Urko Vera, ni a Igor Martínez, ni a Pedro que fueron los más incisivos. Incluso el poste hizo su aparición para que el gol no subiera al marcador. Hasta que un protagonista invitado, Javi Cantero, puso las tablas en el marcador tras la salida de un córner en el que se elevó más que ninguno para volar a por una pelota que conectó con un testarazo potente al fondo de las mallas.

Restaban aún 45 minutos y nada estaba resuelto en Anduva. Pero rojillos serían los primeros en hacer acto de sus intenciones. Y es que cuando corría apenas un solo minuto tras la reanudación, Urko Vera conectó una volea perfecta en el segundo palo al centro medido desde la esquina de Fran Carnicer que trajo la alegría a toda su afición que veía cómo los mirandeses habían sido capaces de remontar un marcador adverso tan temprano. Sin embargo, el partido se haría muy largo y las necesidades del filial blaugrana patentes. Los de Jordi Vinyals adelantaron líneas, más aún de lo que ya estaban jugando, y las internadas por banda derecha de Adama volvieron a hacer muchísimo daño al conjunto local. Tanto que en una de ellas, en una jugada personal del 7 culé, el balón acabó llegando raso, manso y en bandeja a los pies de Patric en el área pequeña para que solo tuviera que empujarla con Razak ya vendido. Ese gol dio mucha fuerza a los catalanes que, conscientes de que lo que necesitan ahora mismo es sumar de tres en tres, se lanzaron a por el partido. El carrusel de cambios salió a escena en ambos banquillos y, precisamente uno de ellos, el de Halilovic, sería el definitivo y detonante de la alegría en el cuadro barcelonés. Lo cierto es que fue más bien una jugada aislada a solo diez minutos para la conclusión, sin demasiado peligro tras un buen repliegue de los rojillos, pero la rápida combinación horizontal que tanto daño había hecho a los de Carlos Terrazas durante todo el partido hizo que el balón llegase a los pies del fichaje más caro de la Segunda División que, sin pensárselo dos veces cargó su pierna buena, la zurda, para enganchar una volea que fue botando y tan ajustada al palo izquierdo de la portería que hizo imposible la estirada de Razak.

Los intentos no cesaron hasta el 90 de juego, incluyendo los tres de descuento que otorgó el colegiado para la contienda. Pero no fueron suficientes para una segunda remontada rojilla que se quedó a las puertas en un partido abierto que podría haber caído para cualquiera de los dos lados.