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PRIMER EQUIPO

Empate con sabor a más en Riazor (1-1)

Los de Iraola se adelantaron en el marcador, fueron mejores y, pese al escenario y un rival como el Dépor, a la postre la recompensa de puntos pudo ser mayor.

Empate en Riazor. Un resultado que, en la previa, no parecía del todo malo por seguir sumando y hacerlo en un Estadio de tal entidad. Ante un rival de Primera. Un equipo aspirante a todo esta temporada en LaLiga SmartBank. Sin embargo, y una vez concluido el encuentro, la imagen del Mirandés invitó más al hecho de haberse quedado corta la recompensa.

Se vio un equipo más serio. Más maduro. Más hecho. Controlando los tempos del partido. Parar cuando había que parar. Correr cuando había que correr. Sin prisa y sin dejarse avasallar por las acometidas del R.C. Deportivo de La Coruña, un rival con un plantel más de Primera División que de esta categoría de plata. Así pues, la primera media hora reveló un duelo de tú a tú en el tablero compartido hoy por Anquela e Iraola. Con los dos equipos bien plantados sobre el tapete, hubo que esperar al minuto 27 para ver el primer disparo a puerta. El primero sí, pero con ese valió para levantar a la afición rojilla -hoy seguro desde casa- del sillón. Marcos André recortó hacia dentro en el balcón del área para darse metros con su par. Disparó de diestra y obligó a estirada de Dani Giménez que tuvo que ceder a córner. Fue la acción que espoleó a los visitantes, que se creían el buen arranque que estaban firmando y confirmaban sus opciones hoy en Riazor. El delantero brasileño, autor del primer disparo a palos, era una pesadilla para la pareja de centrales deportivista y, durante esta primera mitad, fue sin duda quien más veces llevó el peligro al área local. Antes del descanso, Merquelanz quiso probar también a Dani Giménez con un disparo seco de libre directo que blocó el meta. Y ya cuando el colegiado miraba su reloj, fue Borja Valle quien advirtió de que el Dépor no renunciaba a nada a pesar de su indolencia en estos primeros 45 minutos. Limones despejó a córner. Descanso.

Jugadores de nuevo sobre el césped y Marcos André empeñado en protagonizar algo más que una simple aparición hoy en Riazor. Apenas un minuto corrido y cae en el área cuando ya se preparaba para engatillar lo que parecía algo más que una ocasión. Sin suerte, aunque llegaría. Y tan solo 120 Segundos después. Su estreno en la categoría de plata del fútbol español. Cañonazo de Íñigo Vicente desde más allá del área que golpea en los pies de Sergio. El balón cambia la trayectoria con Dani Giménez ya vencido al otro lado. ¡Al poste! Tampoco llega Cristian González para empujar el rechace de la madera, pero Marcos André está al quite del mal despeje de la zaga y empapela la red. 

Era un tanto merecido, un resultado que justificaba lo visto hasta ese momento sobre el verde, sin embargo, poco duraría la alegría en los rojillos. Y es que solo cinco minutos después, en el 53, Mollejo iba a empatar con poco o nada merecido por los locales. De hecho, el gol no fue sino un despeje muerto en el área pequeña al que el ex del Atlético de Madrid ‘B’ llegó antes que nadie para simplemente empujar a escaso metro de la línea de gol. De nuevo tablas. Y a partir de ahí, sí que el Dépor se creció. Fueron diez o quince minutos de arreon local, espoleados por el tanto a favor y por levantar un partido que, al fin y al cabo, tenían muy cuesta arriba. Pues bien, también aquí supo sufrir el Mirandés y demostrar la madurez de un equipo muy serio hoy sobre el rectángulo de Riazor. Superado ese mal trago de empuje deportivista -más empuje de corazón que de fútbol-, los rojillos siguieron presentando su candidatura a la victoria. Una victoria que pudo estar en las botas de Antonio Sánchez a diez de la conclusión, pero el disparo de interior, con la izquierda, que buscaba el tiro de seguridad y colocación más que de potencia, se marchó muy alto. No hubo tiempo para más y los rojillos consiguen sumar por segunda jornada consecutiva antes de recibir al C.D. Lugo este miércoles en Anduva