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PRIMER EQUIPO

Dos penaltis postreros tumban la victoria rojilla (2-1)

Manu Barreiro convirtió en los minutos finales dos penas máximas que dejaron al C.D.Mirandés sin puntos en su visita al Anxo Carro.

Hambre. Esa es la esencia de un C.D.Mirandés que nunca renuncia a nada. Que lo quiere todo. Y empuja. Y aprieta. Y da la cara siempre ante cualquier rival, en cualquier estadio y sea cual sea el momento. Competitivo hasta el final.

Así lo demostraron los de José Alberto López en Lugo. En una visita nada sencilla que, además, coincidía con el regreso del público al estadio del Anxo Carro. Nervios a flor de piel, pero sobre el verde la templanza habitual de los rojillos.

Sin prisas y sin miedo a seguir el plan: tener el balón. Jugar y jugar hasta encontrar el desequilibrio, hasta encontrar la ocasión y, entonces, no perdonar. Pero hasta entonces, orden, paciencia y equilibrio. Iba a llegar.

Pablo Martínez fue el primero en disponer de ocasión para hacer el primero. Su remate de cabeza se iba ligeramente desviado a la derecha de la portería de Cantero. Fruto de una buena acción de pizarra, botada magistral desde la derecha buscando el remate del centrocampista madrileño.

Desconocía el futbolista cedido por el Levante U.D. que minutos después le vendría la oportunidad de resarcirse. Y entonces no perdonaría. Tremendo el balón que filtraba Javi Muñoz. Medio gol. Control y definición de Pablo Martínez completaban la jugada. Gol. 0 a 1 y a cerrar la primera mitad con ventaja.

Tras la reanudación llegarían las interrupciones, las faltas, las prisas y nervios de un equipo local que necesitaba si o si la victoria para seguir vivo en la disputa de la permanencia. Y en el tumulto, en el ida y vuelta, en las ocasiones de Jirka, Simón y Javi Muñoz, en lo que parecía un partido controlado llegó el descontrol.

Primero con una acción de Gerard Valentín con Javi Jiménez en la que el defensor rojillo esquiva y el atacante cae buscando el penalti. Señalaría el árbitro una pena máxima que, tras ser revisada en el VAR se evidenciaba que no existía. No valía. Sigan.

Y siguió. Siguió la tormenta de los penaltis con uno y dos más. Ambos en área rojilla. Ambos provocados por Chris Ramos. Ambos muy interpretativos. Y ambos transformados a su vez por Manu Barreiro. En el minuto 85 y 90 de partido.

Increíble pero cierto, el partido se escapaba para el C.D.Mirandés de esta dolora manera, después de cumplimentar otro partido notable. Otro partido en el que los rojillos merecieron más, pero el castigo fue severo. Demasiado quizás.