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PRIMER EQUIPO

La puntería vuelve a negar la victoria al C.D. Mirandés en Anduva (2-2)

Los rojillos tuvieron que jugar a remolque tras un mal arranque, pero dispusieron de ocasiones suficientes para golear y ganar el partido,

Otra vez la misma historia. O la misma canción. Sea como se fuere, el caso es que el C.D. Mirandés firmó un empate muy parecido a los dos anteriores cosechados en Anduva. Injusto, sí. Poco premio, también. Pero empate. Quince malos minutos de arranque valieron al Real Unión para hacer dos goles en su haber. Después los rojillos reaccionaron. Cumplieron. Incluso avasallaron. Pero el acierto, la puntería, ese que lleva semanas dando la espalda al equipo en casa volvió a privarles de unos tres puntos a la postre merecidos. Empate a dos.

Quizás el peor arranque visto, no solo en Anduva, sino en toda la temporada. Quince minutos fatídicos en los que, además, el rival hizo sangre. Fue lo que le costó al C.D. Mirandés entrar en el partido. Cuando lo hizo, el Real Unión ya ganaba 0-2 con goles de Eizmendi, en segunda jugada tras un córner; y Orbegozo, con un derechazo a la misma escuadra. Fue el castigo que lastró a los de Borja Jiménez durante todo el encuentro porque, a partir de ahí, tuvo que ir a remolque. Y, aunque no tardó en reaccionar gracias al tanto de Yanis en el 23, la fortuna, de nuevo, no se iba a vestir de color rojo. Al descanso el electónico se marchó con ese 1-2, pero bien pudo dejarlo como empezó Matheus con un disparo de primeras a un balón muerto que dejó el meta irundarra en el área. Se superaba ya la media hora de juego y el habitual asedio local comenzaba a asustar a un Real Unión que achicaba agua en la lluviosa tarde de hoy en Anduva. Agua y balón, porque no querían saber nada ya de la posesión. Esa era del C.D. Mirandé. En el minuto 37, de nuevo Matheus hizo temblar los cimientos de la portería de Irazusta con un trallazo a la madera. Y tampoco la de Miguel Díaz quiso etrar con el 45 recién cumplido. Pelota franca a media altura al área pequeña y el mediapunta rojillo no acierta a colocar el pie para empujar. No, hoy tampoco quería entrar.

Y si no quiere entrar, se insiste. Aunque sea en 26 ocasiones, si sumamos los palos: 28. Son las veces que disparó a puerta el C.D. Mirandés, por cuatro del rival. Pero hasta entonces, el partido lo habíamos dejado en 1-2. Un cambio en el descanso: Claudio por Miguel Díaz, adivinaban las intenciones de un Borja Jiménez que colocaba dos puntas sobre el terreno de juego. A por el partido. Desde la segunda línea, también se ayudaba en la cometida. Minuto 51, Hugo Rama al travesaño. Disparo desde la frontal con una rosca preciosa que, de nuevo, no quiso entrar. A seguir.

En el 55, Claudio avisaba cuando apenas llevaba diez minutos de partido. Carrera al espacio, balón medido de Matheus y el leonés dispara con su izquierda abajo rasa. Atrapa Irazusta bien colocado. Efectivamente, era un aviso, porque ocho minutos después el delantero caía en el área trastabillado por el propio Irazusta y el colegiado decretaba penalti. Claudio, fuerte y arriba. Gol. Empate.

Más razones para creer. Restaba media hora para la conclusión del choque y todo volvía al principio. Solo que los rojillos venían espoleados por la remontada. Efectivamente el encuentro se convirtió en un monólogo, al menos hasta los minutos finales. Lo intentaron todos. Con centros laterales, disparos desde la frontal, jugadas individuales por ambas bandas… Matheus, Álvaro Rey y Ernest -recién ingresado para los diez finales de partido- fueron quienes más cerca estuvieron de lograr el tanto de la victoria. Sin embargo, nada parecía presagiar un cambio de guion que se repetía por tercera jornada consecutiva como locales. Al final, reparto de puntos y una sensación insuficiente en el vestuario rojillo.