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PRIMER EQUIPO

Vuelta a la victoria en Anduva (1-0)

Resultado ajustado en no el mejor partido, pero los rojillos sacaron tres puntos valiosísimos siendo el único equipo del grupo que ganó como local

Tres puntos. Por la mínima. Sí. Pero tres puntos. Al fin y al cabo son los que, al final de liga, reflejarán en el casillero del C.D. Mirandés. Y no en el de los favoritos del grupo, porque hoy, ninguno ganó. Ni Racing, ni Barakaldo ni Logroñés. Todos en casa. Todos pincharon. Claudio, sin embargo, se encargó de que el C.D. Mirandés no lo hiciera.

Poco ritmo desde el inicio. Y ya se sabe. El Mirandés, sin ritmo, no es el Mirandés. Le costó mucho a los de Borja Jiménez coger las riendas del partido. No por posesión, que la tenían, sí por peligro, que no llegaba. Y es que ningún disparo se registró en los 20 primeros minutos de partido. Juego horizontal, toque y más toque, pero sin verticalidad. Todo cambio a partir del minuto 24 con la expulsión por agresión de Alberto. Al menos en cuanto a número de efectivos, pero lo cierto es que el guion de partido permanecía inamovible. Ahora la Gimnástica, con uno menos, se parapetaba algo más atrás, esperando las suya sin arriesgar en estos primeros 45 minutos. Yanis se empezó a animar. Cabezazo rozado en el segundo palo cumplido la media hora de juego. Desviado. Y de nuevo Yanis, ya en el 41. Otra de cabeza ahora en área pequeña. El balón le golpeó más a él que al revés en una centro colgado demasiado fuerte. Descanso sin goles.

Quedaba todo para la segunda mitad. El Mirandés rehuía de un empate más. Tocaba ganar. Y Claudio, en el 53, dejó firmadas las intenciones de los suyos. Uno de los primeros balones cómodos que pudo recibir el delantero en el área. Acomodo hacia la izquierda. Cargar la pierna y gol. Pegadito al poste izquierdo. Una tuvo. Y la metió. El pichichi. Tras el carrusel de cambios e interrupciones en un encuentro bastante bronco y con muchas cartulinas, el electrónico se plantó en los últimos veinte de partido con dominio alterno. Con uno menos la Gimnástica debía arriesgar con el marcador adverso. Y buscaron con criterio la portería rojilla, pero también dejando espacio a sus espaldas con la posibilidad de asumir su sentencia. Sergio, en el 73, probó con un disparo lejanísimo que a priori podía parecer una locura. Los pocos centímetros a los que salió del larguero le dieron la razón al central. La réplica, el susto, en el 74. Con un disparo de fuera del área que atrapó un Limones muy seguro en dos tiempos. Corrieron los últimos minutos de partido con todo controlado y saboreando unos tres puntos que sirven para sacar ventaja a los rivales directos que pincharon hoy