El descuento se lleva dos puntos (1-1)
El Mirandés, muy superior durante todo el partido, no pudo ampliar ventaja en las ocasiones claras que tuvo y acabó dejándose dos puntos en el descuento
Sabor amargo. El más amargo. Por el minuto que fue: 90. Por las ocasiones al limbo. Por el fútbol. Por el juego. Y por la superioridad que mostraron los de Borja Jiménez durante todo el partido. Los 20 primeros minutos, de un nivel superlativo, valieron para mandar durante todo el encuentro. Gol de Paris. Pero la falta de puntería condenó a ir con la mínima ventaja hasta el final -hubo ocasiones claras para ponerse dos y tres goles por encima- y, maldito final. Villalibre fue quien arruinó la fiesta de Anduva.
El C.D. Mirandés demostró desde el inicio del encuentro por qué está donde está. Llegaba a Miranda un equipo candidato al playoff. Que no lo está -de momento- pero que lo es. Y ahí, en esos escenarios, el Mirandés de esta temporada ha demostrado ya en muchas ocasiones cómo se desenvuelve. Le gusta. Se gusta. Brilla. Reluce. Los viente primeros minutos fueron para enmarcar. Los enmarcó Paris, con un gol que pudo entrar segundos antes de haber culminado una jugada de combinaciones perfectas. Al primer toque. De tiralíneas. Al final el balón cayó al segundo palo y el lateral disparó raso, ajustado, precisó. A la base de la cepa. Minuto 14. Fue Paris, pero antes pudo haberlo metido Álvaro Rey o Yanis. Los rojillos desplegaban un juego vistoso. Posesión con criterio. Vertical. En defensa, presión alta tras pérdida. Y el Bilbao Athletic desaparecido. Nolaskoain fue el único que pudo inquietar a Limones en toda la primera mitad con un cabezazo que el meta atajó abajo seguro bien colocado en el minuto 24. 1-0 al descanso, y Anduva disfrutando con los suyos.
Susto para arrancar la segunda mitad. Y solo susto, porque ahí estaba Limones. Una vez más. Demostrando ser uno de los mejores porteros de la categoría. Para Anduva el mejor. Lo es. Paradón a un pase horizontal que cuando ya parecía haber dejado vendido al meta, voló al palo contrario y repelió. Un minuto después, en el 48, réplica de Guridi, con un disparo seco que, el homólogo bajo palos de Limones, Etxebarria, atajaba. Y de nuevo, aluvión de ocasiones como en la primera mitad. Carlos Julio, en una excursión por banda derecha, pudo tuvo el segundo mano a mano con Etxebarria. Tapó este en el último instante. Más clara aún fue la de Matheus que, como en la primera mitad, se pensaba demasiado el disparo y la defensa le rebañaba la bola cuando tenía frente a frente sólo al meta. Perdonaba el C.D. Mirandés y la ley del fútbol sí que no perdona. Los últimos cinco de encuentro fueron los únicos en los que el partido se descontroló, para los intereses rojillos, claro. Para los visitantes, olía a sangre. Villalibre avisaba con un disparo, casi pisando área pequeña, al lateral de la red en el 88. Era eso un aviso. Dos minutos después fue peligro. Balón largo a la espalda de la defensa. Centro lateral sin y Villalibre en el segundo palo: gol. Sin construcción. Sin elaboración. Dos envíos largos. Y gol. Sí, en definitiva gol, que vale lo mismo. Pero se presumió injusto. Demasiado castigo.