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PRIMER EQUIPO

C.D. Mirandés 4-1 Real Valladolid C.F.

Goleada y partido completísimo en todas las facetas del juego que vale una victoria de prestigio en Anduva.

Volvía el espectáculo a Anduva, como cierre de estas fechas señaladas de Semana Santa. Como colofón del fin de semana, con una tarde primaveral y el cielo despejado. Ideal para ofrecer un espectáculo de fútbol que fue precisamente eso: espectacular.

Los de Carlos Terrazas arrancaban el encuentro con unas líneas claramente adelantadas buscando a su rival arriba. Apretaban, achuchaban, mordía. Quería el control del esférico y a partir de ello, meter a su rival atrás. Y poco a poco lo fueron consiguiendo. El Real Valladolid había venido a Anduva a buscar la espalda de la defensa rojilla. Como el propio mister, Miguel Ángel Portugal reconocería posteriormente en rueda de prensa, “ese era el objetivo”. Pero el del C.D. Mirandés también.

El partido era un tú a tú en los primeros compases de encuentro. Ambos conjuntos buscaban con criterio la portería rival y querían jugar el esférico raso, con combinaciones largas que minasen las aspiraciones del de enfrente. En esto fueron mejores los locales, que golpearon pronto, en el minuto 24, por medio de un libre directo de Alain que se coló por la portería ante la indecisión de defensas y guardametas al chut a media altura. Se estrenaba el guipuzcoano con la elástica rojilla en su segundo partido consecutivo como titular.

El ritmo no bajaba, no cesaba. Los rojillos querían más y otro estreno hizo el 2-0 en el electrónico. Fue el de Provencio, que hacía el primero esta temporada en Liga después de los dos zarpazos de Riazor en Copa. En esta ocasión fue de cabeza, con un giro de cuello perfecto que se coló imposible para Kepa. El descanso llegaba con poco ofrecido por parte de los blanquivioletas, que hacían su última aparición en posiciones de peligro en el minuto 42 con un disparo desviadísimo de Mojica.

El segundo tiempo dio para más. Dio para mucho más- El Real Valladolid arriesgó, y el C.D. Mirandés sentenció. Los de Miguel Ángel Portugal consiguieron meter a los rojillos en su campo en los primeros compases de la reanudación. Fueron los mejores minutos visitantes, que obligaron incluso a lucirse a Raúl con un paradón de balonmano abajo con las piernas. A partir de ahí, y conscientes de lo que significaría el que les acortasen distancias en el marcador, los locales cogieron de nuevo la batuta y llegó el tercero. Álex García –recién ingresado en el rectángulo de juego en detrimento de Provencio- aparecía como una bala en el segundo palo para tirarse al suelo y empujar un disparo lejano de Eguaras que ya parecía que se marchaba. Fue el final para los pucelanos.

Sin embargo, la fiesta de los goles daría su oportunidad también a otro de los “recién” llegados a la disciplina rojilla: Aridane. Lo había intentado durante todo el partido partiendo desde esa segunda línea por detrás de Ion Vélez. Y la insistencia recibió su justo premio en el minuto 84. Álex García le servía un cuero raso a placer para que solo tuviese que golpear de interior a donde ni guardameta ni defensa, prácticamente superados, pudiesen llegar ya. El marcador aún se movería por última vez en el añadido, tras un penalti en el área mirandés que Guzmán mandaba a la red tras engañar a Raúl.