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PRIMER EQUIPO

Otra noche de castigo severo (1-1)

En el descuento llegó el gol del empate de la S.D. Huesca privando de la victoria al cuadro jabato.

Otra noche cruel. Demasiado cruel. El C.D. Mirandés volvió a sufrir un duro revés en el descuento que le dejó sin victoria después de un partido en el que los jabatos se habían mostrado superiores a su rival.

Las sensaciones sigue sin traducirse en premio. Así se volvió a ver en otra dura tarde de fútbol en el fortín rojillo. La necesidad se tradujo en un nuevo dibujo de los de Jseba Etxeberría sobre el verde. El técnico apostaba por una defensa de cinco, con Barbu como principal novedad, para dejar el carril despejado a los carrileros rojillos y buscar de esta manera una mayor fiabilidad.

El equipo saltó con las ideas claras y firmó una primera parte notable. El juego y las ocasiones llegaban del bando rojillo. Raúl García de Haro tuvo las más importantes con varios remates que detenía con mérito Andrés Fernández. La actitud era impecable y Anduva empujaba a los suyos para lograr el primero.

No hubo goles sin embargo en esos primeros 45 minutos de juego y la segunda parte inició con otro color en el césped. La S.D. Huesca se había despojado de todas esas dudas del primer acto en vestuarios y empezaba a encontrarse más cómodo sobre el verde. Primero con un gol anulado, por un ajustado fuera de juego del atacante, que ponía el primer susto sobre el arco de Alfonso Herrero, y minutos después con una gran intervención del propio meta para detener un mano a mano que pudo acabar en gol.

Así llegamos al último tramo de partido con todo por decidir. Y en el mejor momento de los visitantes llegaría el gol rojillo. Ocurría tras una acción que no acababa de resolver la zaga oscense, el balón quedaba suelto en la frontal y ahí aparecía Salinas para recibir en su incursión y cruzar con violencia el balón al fondo de la portería de Andrés Fernández.

Lo difícil parecía hecho, pero aún quedaban 20 minutos más. Mucho tiempo. Demasiado. Sin sufrir en exceso, e incluso con la posibilidad de hacer el segundo, pasaban los minutos. La tuvo Nico Serrano y minutos después Roberto López veía como le anulaban el gol por fuera de juego. Era la sentencia.

El partido seguía abierto y la S.D. Huesca empezaba a volcar con envíos largos y centros laterales la portería rojilla. Un centro, dos, uno más… Así hasta que ya en el descuento, después de sofocar todas esas amenazas, la zaga rojilla concedía el espacio necesario para que Andrei Ratiu se colase por dentro y rematase de cabeza, picado abajo, para poner el empate. Muy duro golpe final.

Al final, un punto se queda, pero dos se escapan de manera muy cruel para los rojillos.

Toca pensar en Lugo.